La mitad del socialismo andaluz ha quedado petrificado
como Niobe ante el anuncio del colapso griñanista. Oiremos interminables
palinodias ante el enemigo caído, mientras indoctos jefes de escuadra, ruidosos
como los calderos de Dodona, pondrán ojitos a las cámaras y loarán la figura y
talla política del dux menguante. Los mismos que, practicantes de la
mortificación ajena, perorarán sin freno, sin medida, sin sentido, sobre las copiosas
y exuberantes virtudes de está nueva Cleopatra sevillana que se las habrá de
ver y entender con sus propios Julio César y Marco Antonio. La nueva faraona
del progresismo andaluz traerá bajo el brazo no un pan, sino un plan,
majestuoso a buen seguro, con el que sujetar al “dómito” Valderas.