Un
asesino en serie anda suelto. Ha matado ya a ocho niños; el miedo, la sospecha,
la paranoia, han sido sembrados en la ciudad. Ante la inoperancia policial y
por el daño causado al mundo del hampa, con continuas redadas a la caza y
captura del asesino, es ese hampa, como sociedad perfectamente organizada,
quien decide buscar, capturar y enjuiciar al asesino. Aparece aquí el mundo
delincuencial como un orden social, con sus estratos, con su ley y con su
propio criterio de justicia.