De madrugada un borracho estaba enseñando, orgulloso, su nuevo apartamento a un par de amigos suyos, después de haber pasado unas cuantas horas de juerga por la noche. Al llegar al dormitorio, allí había un gran gong.
- ¿Para qué tienes ese gong?
- No es un gong. Es un reloj parlante.
- ¿Un reloj parlante? ¡No jodas!
- En serio, es un reloj parlante.
- ¿Ah, sí? ¿Y cómo funciona?
- Mira.
El borracho cogió una maza y golpeó fuertemente el gong que, lógicamente, emitió un tremendo sonido. Instintivamente, los tres amigos dieron un paso atrás, y se quedaron esperando.
Al cabo de unos segundos, desde el otro lado de la pared se oyó una voz que gritó:
¡¡¡Cabron, hijoputa que son las tres y diez de la mañana!!!
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