Es lo que tiene vivir en una
sociedad hipotecada; el banco, ya se sabe, siempre cobra. Y para poder pagar
tenemos que seguir pidiendo prestado. Yo no tengo claro si las medidas del
gobierno servirán para algo, y creo además que pecan de injusticia en muchos
casos; lo que parece evidente es que esas medidas no dejan de ser el
cumplimiento de las órdenes que nos dan quienes nos prestan el dinero.
Es para ponerse de muy mala leche
que aquella gente que nos ha traído hasta aquí se arrogue el poder de sacarnos del
lío. La falta de control, del Banco de España, de la CNMV, del Tribunal de
Cuentas o de los sucesivos ministerios económicos, durante años ha permitido
que muchos ciudadanos tengan ahora hipotecas que no pueden pagar; hipotecas que
nos permitían no sólo adquirir una vivienda, sino también los muebles y un BMW,
y con lo que nos sobraba unas vacaciones.