14 julio 2011

¡Hay que desparasitar nuestros Parlamentos y despiojar la vida pública!

Personalmente estoy hasta las narices de tanto “abajofirmante” como tenemos por aquí. Parece que algunos, que dicen ser “intelectuales y artistas”, ¡ja!, lo han convertido en una profesión. Paralelamente otra profesión, la de “contertulio”, se nutre de periodistas y gente “cañí”. Hay quienes –superdotados- participan, incluso, de ambas repugnantes, eméticas y vomitivas -me gusta la redundancia, es como un redoble terminológico- categorías. Soy de la honesta opinión de que toda esta caterva debería recibir un vasto y sonoro sopapo cada vez que intentan dirigir la opinión pública, ya trate el asunto sobre la refundación de la izquierda o sobre con quién y cómo se acuesta un famoso. La responsabilidad de ambas muestras de escatología intelectual la tienen

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