22 febrero 2010

¡Ojú, ojú!

A mí lo de Zapatero ya ni me ofende. Como no espero sentido común ni en sus declaraciones ni mucho menos en su política se ha convertido para mí en algo así como un fenómeno auditivo-climatológico, vamos, “como quien oye llover”. Sin embargo, de quien siempre estoy dispuesto a aprender es de Leire Pajín, aunque lo cierto es que no consigo hacerlo de ninguna manera. Ayer hablaba la nena de “sentido común y sentido del Estado”. Dos cosas de las que, creo, ella carece. Ni siquiera posee el buen sentido de callar. Cada vez que la veo aparecer en televisión me sobreviene una inquietud mayor que la que tiene una oficinista a la hora de la coca cola Light.


Sobre el buen sentido de callar podría escribir un tratado. Fijaos que gran ejemplo veo en La Voz de Galicia. “Conseguir que todas las mujeres que desean trabajar puedan hacerlo en colocaciones de calidad ayudará a salir de la crisis económica, porque mejorará el mercado laboral, generará mayores cotizaciones a la Seguridad Social y fomentará el consumo interno del país”. Esto lo afirman los Epi y Blas del sindicalismo español, Fernández Toxo y Cándido Méndez. Imaginaos, si en vez de eso hubieran afirmado “que todas las mujeres y todos los hombres”,…, pero habrían tenido que pensar, claro. Creo que para mañana existe la convocatoria de una multitudinaria manifestación, de un vasto desierto de hombres, que supondrá, dicen, un auténtico termómetro de la situación. Como ciudadanos ya nos vamos acostumbrando a que cada vez que uno de éstos o de los otros coge un termómetro nos lo meta por el culo. Al menos que nos regalen flores, hombre.


Y hablando de gente que debería permanecer callada. Mi querido Ministro de Trabajo se descuelga de nuevo por el andamio de la insensatez con la siguiente afirmación: “ya no es la crisis del sistema financiero, sino la crisis de la escalera, del barrio y de las familias, porque ya ha llegado ahí”. Pero este hombre ¿dónde ha estado viviendo?, ¿en Nueva Zelanda?, ¿en Babia?


Uno que puede llegar a ministro es el individuo este de la SGAE que dice que las reticencias de los usuarios a pagar el canon digital se debe al bajo nivel cultural que todos tenemos. Y además, como ya sabemos que siempre hay un culpable, el lo señala con gallardía: Franco. El caballerete este tiene el coco más vacío que el curriculum de Bibiana Aído. Y ya que la menciono quiero en esta ocasión darle mi inusual enhorabuena porque entre las subvenciones que su ministerio otorga va a destinar 26000 pavos a un estudio para la “Elaboración de un Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores”. A ver si luego ponen el mapita en Internet y todos aprendemos algo. En su muy igualitario ministerio de las 22 subvenciones que se dan, 21 se la llevan mujeres. No obstante tienen buena pinta: "Topografías domésticas en el imaginario femenino. Una visión comparativa, transnacional y hemisférica”  (15000 €), “Corresponsabilidad antes y después del nacimiento del primer hijo en España” (50000 €), “Reparaciones europeas contemporáneas y memoria de la esclavitud: esclavas negro-africanas y españolas abolicionistas (siglos XVI al XIX)” (22000 €), “La construcción cultural del tiempo desde la perspectiva de género: de la conciliación a la corresponsabilidad” (50000 €). No sé como hemos podido vivir sin esto antes.


Entre las cosas tontas de estos días me quedo con el cobro de kilometraje por un valor de 31000 euros por parte de una diputada gallega. Para más cachondeo resulta que ni siquiera tiene carné de conducir.

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